SEUL (AFP) — El Mundial Sub-17 confirmó la calidad de algunos chicos que llegaron como promesas y se marcharon haciendo olas, a imagen del español Bojan y del alemán Toni Kroos, pero también descubrió al artillero nigeriano Macauley Chrisantus, la gran revelación de Corea del Sur-2007.
El crack del FC Barcelona tenía los ojos del mundo puestos en sus espaladas, después de las controversias desatadas en España por su convocatoria que le impedía hacer la pretemporada completa con el equipo del holandés Franck Rijkaard, y respondió con creces.

Bojan, hijo de un ex futbolista internacional de padre serbio que trabaja en el club catalán, se mostró siempre peligroso y marcó cinco goles, la mayoría decisivos, como el del triunfo en el minuto 116 contra Ghana, en semifinales, aunque la expulsión en ese partido sobre el final del alargue le quitó brillo porque lo dejó sin la final, que al cabo perdió su selección por penales.

Un camino parecido hizo el volante creativo del Bayern Munich, Toni Kroos. Líder de un equipo germano que volvía a un Mundial tras ocho años de ausencia, el entrenador germano Heiko Herrlich no dudó en hacer girar al equipo en función a él, y no le fue mal con su apuesta.
Aunque tampoco podrá arrojarse el mérito de descubrirlo, ya que el hábil Toni se ganó un espacio para practicar con la primera del Bayern, donde el entrenador Ottmar Hitzfeld le augura un futuro gigante, al igual que el capitán y portero bávaro Oliver Kahn.
La confirmación de Bojan y Kroos tiene doble mérito dada las grandes expectativas que despertaban. Y mucho más si se compara con lo sucedido con Lulinha, el mediocampista del Corinthians, al que todos señalaban como el nuevo Ronaldinho, pero fue un reflejo de aquel explosivo jugador del Sudamericano-2007, donde había marcado 12 dianas para Brasil.

Pero si de goles se trata, el nigeriano Chrisantus se reveló a fuerza de gritos (7), movilidad e inteligencia dentro como fuera del área.
Junto con Ransford Osei, el delantero ghanés que anotó seis veces, se mostró como un punta veloz, con olfato y potencia, lo que le permitió hacer goles de todos los colores.
A la hora de hablar de los porteros, aquellos que salvan los goles, el español David de Gea, del Atlético Madrid, sostuvo el sueño español en varias oportunidades, sobre todo en cuartos de final contra Francia, donde fue héroe al atajar el penal decisivo en esa definición, aunque antes había sido el responsable de que la frustración de los galos.
El atacante del Rennes, Damien Le Tallec, quien había anunciado 'se van a acordar de mí', hizo honor a su promesa y se destapó en la última etapa del torneo con un total de cuatro dianas, una ante España (1-1 en prolongación, 4-5 por penales), en una tarde que se mostró fuerte de arriba, rápido de abajo y vivo al posicionarse en el área.
¿Los latinos? Poquito. Argentina llegó a cuartos pero en ese camino ninguno de sus chicos explotó, Perú contó con una buena base del Alianza Lima en la que se destacaron Raymond Manco en ataque, Carlos Bazalar en el medio y Eder 'Gato' Hermoza en el arco.
En Colombia respondió a medias el atacante Cristian Nazarith, que marcó tres goles pese a que le faltó el acompañamiento de un James Rodríguez desconocido, aunque lo reemplazó muy bien Santiago Tréllez, una de las promesas cafeteras, como el mediocampista Miguel Julio.
Los centroamericanos casi no se hicieron escuchar, con Honduras encajando tres derrotas y Costa Rica despidiéndose en octavos por primera vez desde 2001.
Al final, Europa y Africa se llevaron todos los premios y también las esperanzas de ver consolidar a sus promesas.
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